Por Marlene Caboverde Caballero*
Llegar a la prisión de Marianna y abrazar a Antonio Guerrero, uno de los Cinco suele resultar muy sencillo, solo si se tiene el privilegio de un boleto para abordar La Luz en lo oscuro. Se trata de un vehículo especial que no precisa combustible convencional ni vías aéreas, terrestres o acuáticas para andar y llegar a su destino: el corazón.
La luz en lo oscuro nació un domingo de las madres del año 2002 en la Emisora Radio Rebelde de La Habana para forjar un sendero indestructible y luminoso, casi mágico, porque desconoce las barreras, traspasa fronteras, muros, rejas, en tanto se burla de los cuerpos de seguridad más sofisticados y de las regulaciones más estrictas.
Así pude vivirlo y disfrutarlo el pasado seis de diciembre cuando me ofrecieron el placer de compartir el espacio durante casi dos horas, que a mí se me fueron…
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